domingo, 26 de julio de 2009

Despertares.


Acepto, pero sólo con una condición
que no se acabe esta noche... y que no me enamore.

Quizá pedí demasiado

El puerto a nuestros pies, tus ojos cargados de nostalgia por lo que un día fue, la melodía lejana de un diestro saxofonista

Tenemos toda la noche para perdernos, te digo.

Te miro y mientras intento no dejarme caer en tu risa, no puedo convercerme.

miércoles, 22 de julio de 2009

Arena.


¿Cuánta gente pisará esta arena al cabo del día?

¿Cuántas personas pasearán sus problemas hasta la orilla?

No me preocupa el tiempo, vuelan las horas en este pequeño paraíso...

Intentaré seguir con los pies en la arena.

jueves, 16 de julio de 2009

En esta PUTA MIERDA de sociedad...

Anoche, como un día cualquiera, volvía a casa en bici por el paseo que bordea la playa, para no variar iba con mi inseparable amigo "ipod" ajena a la realidad.
A mitad de camino me encontré con un grupo de unas 10 personas, algo pasaba, gritaban.

Apagué la música movida por la curiosidad, me pareció ver a alguien en el suelo, paré, me bajé de la bici, sin acercarme demasiado pregunté a una chica si sabía que pasaba dijo que creía que el hombre del suelo se había desmayado, sin dejarle terminar una de las personas que estaba con él empezó a gritar ¡Una ambulancia! ¡Llamad a una ambulancia!
Parecía algo irreal sacado de alguna serie típica de médicos, instintivamente miramos hacía donde se encontraba el hombre que ahora se agarraba el pecho y le costaba respirar.

Nadie hacia nada ni se movían la gente de alrededor se limitaba a seguir con sus cafés y horchatas dirigiendo una leve mirada de curiosidad hacia donde se oían los gritos; busqué en mis bolsillos el móvil, maldiciendo toda la tecnología existente me acordé de que no lo había cogido, la chica de mi lado negó con la cabeza y comentó que estaba en la playa y no llevaba nada; fuimos al primer bar que vimos y uno de los camareros nos dejó un teléfono.

La ambulancia llegaría en 20 minutos.

El camarero nos acompañó a donde estaba el hombre e intentamos tumbarle entre angustias y lloros de los que parecían sus familiares, el chico fue a por agua y hielo para hacer menos agónica la espera mientras les tranquilizaba hablando de lo rápidas que son las ambulancias.
Realmente fue la media hora más larga de toda mi vida y eso que no tenía nada que ver con el pobre hombre, me costaba creer lo que estaba pasando nunca me habría imaginado que me vería en medio de una situación parecida ni que fuera a reaccionar así.

Para alivio de todos llegó la ambulancia a tiempo, le tuvieron dentro más de 40 largos minutos en los que los presentes hablamos sobre nuestros limitados conocimientos médicos, sobre como habíamos llegado hasta allí y sobre un sin fin de chorradas para pasar el tiempo.

La verdad me alegró muchísimo ver salir al hombre por su propio pie y los abrazos que le dedicó su familia al verle, fue muy, muy raro aunque sean cosas que te puedan pasar; nunca te imaginas que te vaya a tocar a ti, por lo menos pude comprobar que a pesar de esta puta mierda de sociedad aún queda alguna que otra personilla que vale la pena.

viernes, 3 de julio de 2009

Melodías ocasionales


Nunca pensé que una simple melodía pudiera significar tantas cosas,

un puñado de notas, un buen intérprete y algo de ritmo...

demasiados momentos, muchas emociones recogidas en sólo 4 minutos

¿Será que cada instante tiene su canción?
 
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